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martes, 21 de junio de 2016

El vengador espíritu pirata

Narran los pescadores con más experiencia del varadero artesanal de Ilo, que Puerto Inglés , playa ubicada al sur de la ciudad, fue como una especie de fuerte y desembarcadero pirata.
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Los piratas desembarcaban aquellos tesoros que sustraían de los navíos de la corona española en una fortaleza peñosa construida por la propia naturaleza, la cual hallamos en el cerro de peñas que se encuentra ubicado frente a la playa.
Como era costumbre, después de haber atacado un navío real, la tripulación pirata quedaba maravillada de tanta riqueza , todos los objetos eran de oro y decorados con rubíes.

Al día siguiente de cada robo, el capitán de la embarcación declaraba los tesoros y a la vez los demás daban fe de protegerlo de cualquier amenaza inclusive sacrificando sus vidas.

Una noche Gulibert uno de los piratas, presionado por la codicia de la mujer que amaba, sustrajo un cofre. Al ser descubierto por sus compañeros, huyó despavorido rumbo al cerro de peñas con la finalidad de esconderlo, y así lo hizo.

No había pasado mucho tiempo y Gulibert fue detenido por el capitán, quien ordenó castigarlo por la traición, lo cual era castigado con la muerte, y así lo hicieron. Degollaron a Gulibert y condenaron su espíritu a la protección infinita de los tesoros.

Transcurridos los años, nadie se atrevía a buscar el baúl. Gulibert recorre las inmediaciones del cerro de peñas, decapitado, debido al castigo que le dieron.

Se dice que su espíritu seguirá penando hasta reunir la cantidad de vidas que tenía la tripulación pirata a la que pertenecía. También dicen que aquel que encuentre o trate de encontrar el baúl del tesoro será maldecido como Gulibert.

La leyenda de María Sosa

Esta es la historia de una roca que se encuentra en el valle y tiene forma de mujer subiendo un cerro, ella parece llevar un bebé.

La leyenda de María Sosa

María Sosa era una mujer que vivía en el valle y estaba casada con el señor Pedro Tuntes. Su madre era una persona muy importante porque agasajaba a las personas que la visitaban.
Cierto día una de las autoridades de Moquegua llegó a su casa y no tuvo qué prepararle; así que fue a la casa de su hija para solicitarle su ayuda. Le pidió una res para agasajar al ilustre visitante.

Maria Sosa habló con su esposo y él le dijo que no, porque su madre gastaba demasiado en aquellos recibimientos. Al ver la negativa de su hija, la señora aguardó a que llegara la noche e ingreso al corral para sacar la res, pero en la oscuridad no se dio cuenta que iba por unos matorrales, los cuales le causaron profundas heridas en el cuerpo y al no poder curarlas murió.

La gente murmuraba sobre la muerte de tan amable señora y culpaban a María Sosa por negarle el animal.

Pasado el tiempo, misteriosamente Maria Sosa desapareció del valle, nadie la pudo encontrar . Ella tenía un corral en el cerro, pues allí se encontraba abundante pasto. Las personas pensaron que tal vez María estaba en su corral porque cuando se aproximaban notaban la presencia de unas extrañas piedras que nunca estuvieron en el lugar. Una de esas piedras tenía la forma de una mujer que cargaba a su hijo en la espalda. Entonces los pobladores comprendieron que se trataba de María Sosa y sus animales.

La madre fallecida, antes de su muerte maldijo a su hija, al esposo de ella y a sus animales.

Cerro Vispán




Cerro Vispán


Se dice que uno de éstos brujos noveles quiso convertirse en ganso, y al comenzar la metamorfosis éste se elevó por los aires, pero desgraciadamente padecía este deacrofobia (miedo a las alturas), en lugar de recitar el estribillo sin Dios y sin Santa María, balbuceó Jesús, Ave Maria a la cual cayo en picada y su cabeza reventó sobre una piedra que hasta hoy se puede ver en el borde izquierdo del cerro del mismo nombre.

La cabeza voladora en Cairani

Era yo, Un Mozalbete de unos 5 a 6 años aproximadamente, en esos tiempos vivía en la casa de mis abuelos en un Pueblo llamado Cairani o “Posito de Plata” llamado a si por el gran movimiento de joyas en base a plata que en tiempos del auge de arriaje por dicho lugar se mostraba, Cairani, perteneciente al Distrito del mismo nombre, provincia de Candarave, Departamento de Tacna, Ciudad al Sur del PERÚ.

Cabeza voladora en Cairani


Era de madrugada, noche muy clara de luna llena, se me dio por ir a orinar, y para ello tenía que pasar el patio, luego una regular huerta, y llegar al área de los corrales, por la pereza y el temor sólo pude llegar al pequeño zaguán de acceso a la huerta; frente se encontraba un árbol, no a mucha distancia algo de dos metros de la puerta al arbusto, donde pasaba una pequeña acequia, lugar en el cual me puse a orinar en compañía de un perro de la casa.

Estaba muy confiado en vista de la claridad del momento, sin embargo el perro se mostraba algo inquieto, ladraba desenfrenadamente, creído que se trataba de un gato trepado en el arbusto; busqué una piedra en el suelo, y empecé a tirar a fin de que salga. Grande fue mi sorpresa al ver de pronto un bulto de forma circular muy parecido a una cebolla, logre ver con claridad un rostro humano muy lastimado por efecto de las ramas supongo, de larga cabellera la misma que se enredó en las ramas, por el susto quedé estático por un momento, sólo al perro ladraba desenfrenadamente y jalaba de la basta de mi pantalón, al reaccionar sólo atine a correr a los dormitorios, trancando la puerta con cuanta barreta encontré, avisé a mi tío que sólo atino a decirme que seguro era un Kac Kac o cabeza voladora, me eché en la cama y me tapé el cuerpo entero con las frazadas. A la mañana siguiente solo se encontró al perro muerto.

Paseo por la quebrada del diablo

Tendría asumo unos 6 a 7 años, ya me encontraba por Tacna Ciudad Indomita, heroica del Sur Peruano, me trajeron a fuerza sin mi voluntad a vivir con mi padre, ya que hasta ese momento no conocía mas padres que mis abuelos y mas hermanos que mis tíos.

Quebrada del Diablo

Sería tanta mi añoranza, que trataba de regresar al regazo de mis abuelos, sin tener mas que un leve recuerdo del camino por el cual llegamos; me dirigí a la empresa para regresar a Cairani siguiendo la ruta del bus que nos trajo, desconociendo la distancia y teniendo por referencia un rio, me marché.


Salí de casa muy temprano y me enrrumbé por el camino de la salida a Tarata, ubicada al noreste del a ciudad, caminé no se cuanto tiempo, ya pasado el medio día, y entrando la tarde; al no encontrar mas que una pampa y una carretera que nunca termina, me propuse volver a fin de descansar para posteriormente emprender la marcha, según yo; al regresar por mis pasos andados, me encontró bien entrada la noche, cerca del lugar en donde se vierte los desechos de la ciudad, era noche clara se veía muy bien, cerca del lugar se me presenta un señor muy alto de apariencia muy elegante de traje negro, capa negra de aplicaciones color rojo, junto con su mascota un perro esplendido. Me invita y me ofrece su ayuda; con miedo, solo atiné a correr sin parar hasta llegar a una casucha rodeada de fardos de papel periódico y perros amarrados, atinando a refugiarme entre los montones de periódico por instinto más que por lógica. A causa del bullicio de los perros, poco tiempo después salio un señor de edad de la casucha haciendo aun lado los perros, me pregunto que es lo que hacia yo por aquel lugar; le conté que solo quería regresar al pueblo junto a mis abuelos y por tal motivo procedí a tomar dicho camino ya que solo recordaba haber entrado por ese sitio, y los acontecimientos que me había sucedió en este lapso de tiempo, a lo que el señor me dijo que era el diablo y que por ello se conocía a dicho lugar como la quebrada del diablo.

El señór me brindó cobijo en su casucha, Al amanecer me sirvió en un jarro con leche y posteriormente me embarco en uno de los camiones recogedores de desperdicios, sin antes aconsejarme que crea en Dios, La Virgen María y su hijo Jesús; a fin de mantener a salvo mi espíritu.

Tiempo después en compañía de la familia de mi padre y mis hermanos menores, vivíamos en una casa ubicada al costado del Ex Cine Perú, por La Urb. La Victoria. Muchas veces por cuestiones sociales y laborales nuestros padres tenían que ausentarse quedando en la casa solo su servidor y dos pequeños niños, tendría yo 12 años, y mis hermanos menores 6 y 2 años aproximadamente, se presentaba esporádicamente en el patio un ave de color negro, y en el techo un hombre con capa de color negro y rojo, siempre a su lado un perro, esto sucedía esporádicamente, luego cuando nos mudamos a la casa de la Av. Pinto, sucedía lo mismo, contaban los vecinos en dicha casa en el segundo piso había ocasiones en las que se departía una fiesta, y al preguntar a los que vivían en la casa; diciéndoles que por que no les invitan a la fiesta estos respondían que no se a llevado acabo ninguna.

Mito del Hombre Oso

Un oso (ukuku o ukumaria en quechua) se enamoró de una pastora a quien la raptó y la llevó a su cueva de entrada accesible sólo al oso. En esa cueva tapada por una inmensa roca que solamente el oso la podía mover, nació el engendro de ambos, quien al crecer llegó a comprender los sufrimientos de su madre cautiva.

Mito del Hombre Oso

Compadecido de su madre e indignado del abuso mató a su padre y liberó a su madre.

La madre llevó a su hijo al pueblo donde la gente lo llamó Juan Oso. Allí compitió con sus coetáneos hasta demostrarles su superioridad física y mental. Como crecía más que los demás, también comía más que los demás, y el abuelo, incapaz de alimentarlo, lo llevó a la casa del curaca (cacique) donde sorprendió a todos con su fuerza descomunal. El curaca, después de cierto tiempo, también trató de deshacerse de él porque consumía mucha comida. Pero, cada intento de matarlo se convirtió en una aventura para Juan Oso.

Las brujas de Cachiche

Cachiche es el nombre de un pueblo, que desde épocas pasadas fue sinónimo de hechicería para muchos peruanos, Cachiche parecia un pueblo de brujas, pues albergó incontables mujeres que de acuerdo con los iqueños, poseían poderes sobrenaturales, utilizados –segun decían– para extirpar los males del cuerpo y preparar brebajes que garantizaban el amor de la pareja, entre otras santerías.

Brujas de Cachiche

La bruja mas famosa de Cachiche es sin lugar a dudas Julia Hernández Pecho Viuda de Díaz, una bruja que según cuentan murió a los 106 años de edad, luego de una azarosa vida llena de sortilegios y hechizos, pero sólo de los buenos, de los que curan, de los que reconcilian corazones. Ella no hacía daño. Ella no era "malera".

Esto es lo que afirman sus defensoras, sus historiadoras oficiosas, aquellas que vaticinan un retorno seguro a Cachiche si se contemplan fijamente los ojos de la estatua, aquellas que cuentan -con espanto y horror- la apocalíptica y certera profecía de la palmera de las siete cabezas. Una demostración evidente -dicen ellas- del poder sobrenatural de doña Julia.

Cuenta la leyenda que la bruja predijo que Ica se hundirá cuando reverdezca la séptima cabeza de la palmera que se encuentra en la laguna seca.

Y la bruja acertó, pues Ica quedó bajo las aguas en enero de 1998. El río se desbordó, miles de personas resultaron damnificadas. La gente asegura que ese año no se mochó, ni se quemó la séptima cabeza de la palmera, desde esa fecha no han dejado de hacerlo.

La Achirana del Inca

Achirana significa "Lo que corre limpiamente hacia lo que es hermoso" y resume la leyenda de una de ellas en Ica, región ubicada al sur del Perú, que con maestría don Ricardo Palma cuenta en una de sus tradiciones más populares.

Inca Pachacutec
La Achirana del inca, narra el sentimiento que inspiró una doncella en el implacable Pachacútec, cuando éste dominara el valle de Ica sin mayor esfuerzo, dado que sus habitantes eran muy pacíficos.Recorriendo el territorio sometido, el Inca llegó hasta un desértico pago llamado Tate, cuya dueña era una anciana que vivía acompañada de su bellísima hija, de quien Pachacútec quedó prendado y dispuesto a conquistar. Si bien el territorio había sido fácil de dominar, no fue así el corazón de la joven. Ella no se dejó deslumbrar por el rango de su pretendiente, pues amaba a un joven de su comarca.

Conmovido por el desinterés y honestidad de la doncella, el inca quiso plasmar su admiración y cariño concediéndole lo que ella pidiese. La joven arrodillada le suplicó agua para sus tierras que morían de sed: "Siembra beneficios y tendrás cosechas de bendiciones"- le dijo besando su manto.

Pachacútec prosiguió su camino triunfal en su anda de oro, pero sus cuarenta mil hombres se quedaron diez días para ejecutar su promesa: Abrir el cauce que llevaría agua a los pagos de esa región iqueña. Aquella achorana quedaría como un homenaje al sentimiento de un poderoso soberano doblegado por una doncella.

El Pukupuku y el gallo

Un día pukupuku y el gallo discutían sobre quien tenía el derecho de anunciar con su canto la llegada del nuevo día, discutieron y discutieron pero no han podido llegar a un acuerdo y acordaron llevar sus quejas a conocimiento de las autoridades del pueblo, en el camino el gallo hizo amistad con un ratón que le pidió un poco de cancha para sus hijos que sufrían de hambre, a cambio tenía que acompañar y ayudar al gallo como testigo, cuando llegaron al pueblo se fueron al despacho del juez. Y dijo pukupuku: señor juez yo tengo el derecho de anunciar con mi canto la llegada del nuevo día, mis antepasados hicieron lo mismo, ahora este gallo es un extranjero recién llegado trata de usurpar mis derechos, el gallo también expreso su queja que él tenía derecho para hacer despertar a la población. 
Entonces el juez digo: bien, presenten su demanda por escrito.

El pukupuku expreso en su demanda que él ha sido designado por los deidades como los cerros, la madre tierra, la Luna y el sol y otros seres de la naturaleza, por lo tanto tiene derecho de cantar todas las mañanas a la nueva vida y como testigo la “Leqechito” (cintinela).
El Gallo manifestó diciendo; que yo he adquirido el derecho de cantar al amanecer porque mis dueños han conquistado estas tierras y como testigo era el “achacu” (ratón).

El juez había citado a un comparendo a ambos demandantes; en la mañana el juez ha tenido que escuchar los cánticos de pukupuku y del gallo, para cumplir con la propuesta del juez el pukupuku había cantado cada media hora y el gallo cada hora, pero como el gallo tenía como su testigo al ratón, el ratón había extraído la documentación de la demanda de pukupuku y a la vez al gallo despertaba el ratón según el reloj del señor juez.

En la mañana el juez llamó a los demandantes y les dijo ; Pukupuku no serás el que cante y que haga despertar a la población, entonces el leqechito quería defender y el juez lo agarro a golpes y por eso en la actualidad tiene este ave la cabeza plana; y al gallo por ser puntual le da su derecho de estar en la casa, cantar y hacer despertar todas las mañanas a la población y al ratón le dijo ya no comerás solo granos sino todo lo que come los humanos de preferencia el queso.

sábado, 4 de junio de 2016

mitos y leyendas del peru

La Viuda Alegre (Lambayeque)

Con traje que cubre hasta los pies y sobre el un manto grande, ambos de color de una noche tormentosa y cuando la luna está verde o sea en luna nueva hacía su aparición en la esquina, entre las calles Arequipa y Grau una señora de pequeña estatura que afirman se presentaba vestida de blanco. A veces se le ocurría pasear por las calles, acercándose a algún parroquiano o dejar que se le acerquen a ella; otras veces, ya rendida parece que iba a recuperar fuerzas sentándose en una banca del Parque.En cierta oportunidad la señora encontró a don Bartolomé Chamaya en su casa de la calle Santa Clara, en paños menores, porque hacía mucho calor, don Bartolomé estaba en el quicio de la puerta de su casa. La mencionada dama lo invitó para que la acompañara. Aquel no esperó segunda petición y fue del brazo de ella. Pero después de haber caminado unos cuantos metros, el afortunado personaje se dio cuenta que don Chamaya iba en traje de Adán y con justicia tuvo temor. Las mujeres se cuidan hasta después de muertas.



Cuentan que cuando la mencionada mujer se veía muy sola, echaba a llorar con tanto sentimiento que parecía una criatura. En otra ocasión dicen que don Miguel J. Egart a quien llamaban cariñosamente el Zambo Egart se encontraba tomando licor en una tienda y al verse mareado salió para irse a su casa y al pasar por el parque vio a una señora sentada en una banca y para él fue todo un paraíso en esos momentos al verse los dos solitos, Egart acercándose le preguntó a la señora ¿qué hacía allí?, y si deseaba que la acompañara, empezando a llover los piropos y tantas cosas lindas por el zambo Egart que le seguía enviando palabras amorosas. Llegando al tamarindo rumbo a la Alameda y no la podía alcanzar y al darse cuenta adonde se dirigía nada menos que al cementerio; 
el zambo Egart sacó su revólver y disparó cinco tiros a este personaje invadido por un frío extraño, el valiente regresó decepcionado, levantándose muy temprano para componer el cuerpo con un guaracazo de yonque, juntos con sus amigos a quienes narró lo sucedido y ellos le informaron que era “La Viuda Alegre”. Seguía la chupeta y las composturas de cuerpo en las madrugadas como de costumbre; el macho Egart enfermó y no duró ni cuatro días más. Se fue en pos de la viudita alegre. Y como la señora encontró su otro gil, se encuentra satisfecha y dejando a los lechuzones hacer sus correrías sin estorbo.